Nos despertamos más pronto de lo habitual para poder ir a las pozas de Viniegra. Esta caminata la empezamos en el Monte de Ventrosa, que durante una hora más o menos, llegamos a Viniegra sin problemas, y seguimos nuestras caminata, ahora por carretera hasta las pozas.
Una vez allí, nos pudimos bañar y comprobar que el agua estaba helada y casi nadie se metió. Allí pasamos la mayor parte del día donde comimos y merendamos. Sobre las 7, salimos de vuelta a Ventrosa para ducharnos y hacer otro juego nocturno, que, como no, volvió a haber piques entre ambos grupos
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